Largos son los caminos del Señor, largos e impenetrables. ¿Quién le habría dicho a Simón-Pedro, en sus tiempos de pescador en Galilea, que acabaría sus días cruci? cado en Roma, corrompido corazón del Imperio romano? Singular vino a ser, en verdad, el hacer de aquel hombre rudo e inculto cuya vida fue encrucijada de contradicciones. […]